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Sabemos que emprender no es fácil: implica equilibrar tu negocio con otras actividades de tu día a día. Y cuando decides unirte a un programa de incubación, comienzas un viaje lleno de aprendizajes, retos y decisiones importantes.
Por eso, este primer paso busca ayudarte a prepararte emocional y mentalmente para todo lo que viene. Desarrollar tu mentalidad emprendedora es clave para que puedas enfrentar los desafíos, mantenerte enfocado y aprovechar al máximo tu proceso de incubación.
Antes de presentar tu idea al mundo, necesitas conocer tus propias motivaciones. Emprender implica salir de tu zona de confort, aprender constantemente y adaptarte al cambio. Conectar con tu propósito personal te dará claridad, energía y dirección para los momentos buenos… y los no tan buenos.
Una mentalidad fuerte te ayuda a mantenerte firme, incluso cuando el camino se pone cuesta arriba.
🎥 Si decides grabarlo, ¡guárdalo bien! Este video te servirá más adelante para tu aplicación al programa de incubación con Banco Industrial. Nos ayudará a conocerte mejor y hará que tu postulación sea mucho más fuerte y auténtica.
Aprender a observar y validar un problema real en tu entorno.
Como emprendedor, una de las habilidades más valiosas que puedes desarrollar es la capacidad de identificar problemas que afectan a otras personas. Aunque a veces la palabra problema suena negativa, ¡para ti puede ser una gran oportunidad! ¿Por qué? Porque al detectar un problema que realmente incomoda o afecta a otros, puedes crear una solución que tenga sentido, que aporte valor y que las personas estén dispuestas a pagar por ella.
Muchos negocios fracasan porque intentan vender algo que nadie necesita. Cuando entiendes a fondo los desafíos y necesidades de tu público, puedes diseñar un producto o servicio que conecte con ellos de verdad. Este paso es clave para asegurarte de que estás resolviendo el problema correcto antes de seguir avanzando en tu emprendimiento.
Realiza un Mapa de Empatía del Usuario
Esta herramienta te ayudará a ponerte en los zapatos de tu usuario ideal: entender lo que piensa, siente, ve, dice, escucha y hace.
👉 Encuentra una guía para completar tu mapa aquí.
Este ejercicio es fundamental para priorizar las necesidades reales de tus usuarios y empezar a diseñar soluciones que realmente les sirvan.
Dar tus primeros pasos hacia la identidad de marca.Como emprendedor, es fundamental que empieces a construir una identidad para tu negocio. El nombre y el logotipo serán los primeros elementos visibles de tu marca: los que las personas recordarán, compartirán y asociarán con lo que haces.
No necesitas tener todo perfecto desde el inicio. De hecho, muchas marcas cambian con el tiempo. Pero dar este primer paso te ayudará a definir cómo quieres que te vean tus usuarios o clientes. Es un ejercicio de claridad, dirección y creatividad.
Una buena identidad de marca te hace más fácil de reconocer, genera confianza y transmite el valor de lo que ofreces. Al tener un nombre y un logotipo claros, comunicas profesionalismo y das una mejor primera impresión, incluso si estás apenas comenzando.
A lo largo del programa de incubación, trabajarás de la mano con profesionales, expertos en emprendimiento y mentores que te guiarán para estructurar tu idea de negocio de forma clara y sólida.
Es importante que desde ya comiences a familiarizarte con algunos conceptos clave. No necesitas hacer ninguna actividad con ellos en este momento, solo leerlos con calma e ir comprendiendo cómo se conectan con tu negocio. No te preocupes si algunos te suenan nuevos o complejos. Lo importante es que empieces a reconocerlos y entiendas qué significan, ya que te ayudarán a tomar mejores decisiones y a comunicar con claridad tu idea de negocio.
Es una declaración clara que explica cómo tu producto o servicio resuelve un problema o satisface una necesidad específica de tus clientes, qué lo hace diferente o mejor que otras opciones, y por qué alguien debería elegirte a ti. Es el corazón de tu negocio y lo que te hace relevante para tu público.
El precio al público es el valor que decides cobrar a tus clientes por tu producto o servicio. Este precio debe ser competitivo, pero también debe cubrir tus costos y generar un margen de ganancia.
La proyección financiera es una estimación de los ingresos, costos y ganancias que tu negocio espera generar en el futuro. Este concepto te ayudará a visualizar cómo crecerá tu negocio, qué recursos necesitarás, y cuándo esperas alcanzar tus objetivos financieros. Tener una proyección clara también te ayudará a tomar decisiones estratégicas, como si necesitas invertir en más recursos o ajustar tu modelo de negocio.
Los costos fijos son aquellos que no varían, sin importar la cantidad de productos que vendas o servicios que ofrezcas. Ejemplos comunes son el alquiler de tu oficina, los sueldos de empleados a tiempo completo, o las suscripciones a herramientas que uses de manera constante. Estos costos debes cubrirlos todos los meses, independientemente de si tu negocio está en una etapa de mucho o poco crecimiento.
Los costos variables, como su nombre indica, cambian según el volumen de producción o ventas de tu negocio. Estos incluyen, por ejemplo, los materiales que usas para producir tus productos, el pago a freelancers, o los costos de envío. Cuantos más productos vendas o más servicios brindes, mayor será el costo variable. Es importante tener claro cómo estos costos impactarán tu margen de ganancia.